Los progresistas aman la moral individual, la
aman tanto que se olvidaron que el hombre es un ser social y que necesita una
moral objetiva para vivir en paz dentro de una comunidad. Si un homosexual se
puede casar con dos de sus amigos obliga a la sociedad en pleno a aceptar la
poligamia homosexual sin importar las consecuencias. El individualismo moral de
los socialistas promueve el egoísmo extremado. Que cada ciudadano resida en la
ciudad según su moral personal, como si los otros no existiesen. Yo hago lo que
quiero y punto. Cuando algunos comienzan a vivir según su moral o inmoralidad
la sociedad inicia un proceso de decadencia irreversible y dramático en donde
la soledad, la ansiedad, la angustia y la vaciedad gobiernan. Una manzana
podrida pudre el cajón. Cuando la degeneración se afianza el totalitarismo está
a la vuelta de la esquina. Cuando el deseo es un rey el país tiene los años
contados. Al igual que los seres humanos las civilizaciones se destruyen por
dentro.
