sábado, 12 de septiembre de 2015

NO ME ROBARÁS EL ALMA

  Aunque llueva en Santiago de Chile la delincuencia no descansa, aprovechando su extenso y substancioso veranito de San Juan. Con el frío o el sol pegando con ira, las víctimas de los robos y asaltos forman una fila interminable. El cogotero chileno es laborioso y no se pierde una oportunidad sobre todo si están todas las condiciones para que pueda capitalizarse. La mayoría está bien capacitada y los ladrones de profesión y vocación planifican bien cada jugada, con precisión y esmero. Chile también es parte de la tierra prometida para ellos. El Ministro se levanta temprano en la mañana y no quiere leer el periódico, como se lo aconsejó el preocupado sicólogo. El Gobierno mira las estrellas y no sabe a donde ir. Con su discurso progresista o tolerante van a terminar calatos o bajo tierra y no lo perciben. La puerta giratoria en los tribunales es una vaca sagrada. En las urnas y con un corazón sensible los electores y futuros ultrajados votan por respetar todos los derechos y garantías de los violadores y asesinos, con la mano en el credo de los derechos humanos de los talibanes. Los afectados y desvalijados que se pudran. Es ese mismo elector después quien organiza una marcha de cincuenta vueltas a la plaza de Armas para reclamar por tanto crimen en las calles. Algunos progresistas cuando ven a un delincuente con las manos en la masa lo insultan y lo golpean, olvidándose por un momento de los derechos humanos y su insuperable sensibilidad ideológica. La inseguridad es un ídolo intocable que la demagogia o utopías no vencerán. La naturaleza humana no se doblega, y menos ante esas mentes enfermizas que construyen mundos absurdos.

Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN

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