El Romano Pontífice ordenó iniciar colectas y pedir donaciones, con toda la
prudencia del caso, a los fieles con el objetivo de reunir el suficiente dinero
que permita pagarles a los mejores abogados, y así defender como dios manda a
los sacerdotes pedófilos, que son tantos que ya se perdió la cuenta. Un vicario
no desamparará a un degenerado debidamente sacramentado. Un hijo de la Iglesia
es un hijo de la Iglesia y la Madre los cubre. El secretismo romano es un
dogma. Nada es como antes cuando la Madre Iglesia abusaba y sustraía y nada
sucedía. La impunidad era el ángel de la guarda de los vicarios. Esa época
putrefacta de enriquecimiento sin ninguna sanción se fue. Hoy violar niños por
cientos de miles en el planeta es muy caro, demasiado, y dar explicaciones a
investigadores incisivos es antipático. La transparencia es un diablo. No es
ético que la Santa Iglesia venda latifundios, inmuebles o acciones de la bolsa.
Eso afectaría la política monetaria de los purpurados. El dinero bendito debe
provenir de los millones de bautizados, todos cándidos, o brutos, sin que lo
sepan. A pesar de casi dos milenios de crímenes, robos, invasiones, torturas,
privilegios, matanzas, cinismos, manipulaciones, persecuciones, falsificaciones,
despotismos, confiscaciones, arbitrariedades, vicios y lujuria, la Santa
Iglesia continúa de pie, boyante. Es la gloria de los sepulcros blanqueados que
sólo se desvanecerá al final de los tiempos. Los cardenales y obispos jamás se
someterán a la moral clara y potente del Nazareno. Eso iría en contra de sus
más profundos principios y la Sagrada Tradición no cede, porque proviene en
línea recta, de su padre. Se aceptarán todo tipo de ofrendas y sin discriminar:
dinero, oro, acciones, pagarés, diamantes, inmuebles, obras de arte o lo que
venga. Si le regalas tus bienes al obispo el arcángel Miguel te va a regalar
una sonrisa de oreja a oreja con su dedo pulgar hacia arriba.
Del
blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN



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