Dante y Brenda son un matrimonio joven de
católicos serios y como régimen anticonceptivo utilizan el método del ritmo
autorizado por la Madre Iglesia que consiste en que en determinados días del
mes la abstinencia sexual es obligatoria. El primer mes no tuvieron muchos
problemas con la continencia y el rezo del rosario, mas dada la fogosidad de
los veinteañeros de ahí en adelante todo se complicó, se desordenó. Brenda ha
parido a cuatro hijos y Dante por primera vez ha decidido declararse en
rebeldía en contra los preceptos del señor obispo y dispuesto a asumir todas
las consecuencias de su impía insubordinación si es sorprendido. La pobreza lo
aburre, entre otros. La esposa toma pastillas anticonceptivas con disciplina castrense
y él cuando está dudoso se pone condones con valor y sin remordimientos. Está dispuesto
a defender con garra su nuevo proceder sexual ante cualquier clérigo o
inquisidor. Si el sacerdote rural se entera de los detalles del truco erótico
podrían ser regañados y apartados de la evangelización dominical que dirigen. El
método del ritmo o del calendario es el ideal para los países que quieren
aumentar su población por su impresionante fertilidad. En esos días en que se
supone que la mujer es intocable la pasión aumenta y los hijos nacen. En los
días en que ella es fértil su cuerpo pide más amor y besos y la prohibición beatífica
a los hombres los liquida. Como a los obispos les gusta ver nacer católicos por
toneladas consintieron un sistema anticonceptivo que genera el efecto
contrario, casi como si fuera intencional. El estresante método del ritmo es la
contradicción perfecta. Los curas prudentes copulan con preservativos y así
cuidan su carrera eclesiástica.



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