Fidel nos comunicó que era un pésimo médico, él mismo reconoció que
Angola fue un fracaso. Como estratega militar era un incompetente, jamás ganó
una batalla, en Bolivia no convenció a nadie: hizo el ridículo. Ordenando
ejecuciones de sus compañeros era feliz. Como Secretario de Estado fue
despedido por mediocre. Acepta que los bolivianos “se burlaban de él”, nunca
fue laborioso, era despectivo con el prójimo, con la “indiada”, tenía una sed
de sangre al borde del sadismo, como ideólogo era un muerto de hambre, el
carnicero de La Cabaña mataba caprichosamente, no camufló bien su odio a los
homosexuales, nunca fue un adicto al aseo y eso que casi se titula de médico.
Nunca disimuló bien su racismo. No disparen valgo más vivo que muerto: me
rindo, me rindo. Adiós a los ídolos rojos, venerados por los petulantes
pensativos.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN


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