La verdadera vidente de Fátima desapareció de repente, la hermana Lucía
II es manifiestamente una impostora, la manipulación del cardenal es
morrocotuda y sublime. El sustancioso secreto se administra con una
calculadora. La Señora nunca detestó a los gobiernos fascistas, nunca.
Las fotografías de ambas Lucías son determinantes. Lucía I y Lucía II no
se parecen en absolutamente nada. Mirarlas de frente o de lado es revelar el
magnánimo timo. La aparición de la Virgen de Fátima fue una operación política.
La nueva Lucía y actriz se sometió al guion y embuste. Cuando la Señora veía a
un socialista se enfurecía sin disimulos, y empezaba a repartir escupitajos,
sopapos y maldiciones.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN


No hay comentarios:
Publicar un comentario