Pablo VI nombró a Sindona, un criminal de reconocido prestigio y experto
en fechorías financieras, como banquero de la curia. Era el hombre perfecto en
el siempre oscuro Vaticano. Sindona lavó dinero con los dedos de Dios y el papa
pensaba que era un enviado.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN

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