domingo, 6 de noviembre de 2016

UNA SECTA CON MUCHOS FRUTOS


La secta gay del sacerdote Fernando Karadima le ha entregado muchas vocaciones sacerdotales a la iglesia católica chilena, incluyendo cuatro obispos y muchas misiones en las más disímiles áreas de la fe. La iglesia del Bosque, dirigida por un autoritario Karadima, era un semillero de curas, provenientes de la elite, casi todos. El cardenal y el arzobispo estaban orgullosos del laborioso trabajo apostólico del párroco del Bosque. Más millonario era el patrimonio de la secta o Unión sacerdotal más aprecio recibía de las altas esferas del clero. No es tentador perseguir judicialmente por abusos a menores y actos deshonestos hasta el infinito a un párroco influyente y millonario. Ahí la mano de la Madre Iglesia se encoge un poco optando por el beatificado secretismo, que tantos frutos les ha dado a los vicarios. Esta secta homosexual clerical era una de las más prestigiosas de Sudamérica. Los abusos de los tantos sacerdotes ha tenido un efecto multiplicador brutal y diabólico en muchos niños y creyentes en lo físico, sicológico, espiritual y emocional. El daño que ha provocado la Santa Sede y sus secuaces con su complicidad y silencio es irreversible, un pecado del mismo infierno. Siguiendo una tradición milenaria al idolatrado Karadima intentaron protegerlo, postergándolo todo, con todos los ángeles custodios existentes aquí y en el más allá. Esta vez la corrupción perdió a unos de sus sublimes presbíteros. El diablo no gana todas las batallas. Si el homosexualismo desaparece de la tierra el sacerdocio católico se termina. El cura que es un macho sensato no tolerará el celibato por muchos años. El estupro y la manipulación eran el pan de cada día, entre otros tantos. Demos gracias a la Virgen de los Dolores por la prescripción.   

Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN


No seas católico b




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