La secta gay del sacerdote Fernando Karadima le
ha entregado muchas vocaciones sacerdotales a la iglesia católica chilena, incluyendo
cuatro obispos y muchas misiones en las más disímiles áreas de la fe. La
iglesia del Bosque, dirigida por un autoritario Karadima, era un semillero de
curas, provenientes de la elite, casi todos. El cardenal y el arzobispo estaban
orgullosos del laborioso trabajo apostólico del párroco del Bosque. Más millonario
era el patrimonio de la secta o Unión sacerdotal más aprecio recibía de las
altas esferas del clero. No es tentador perseguir judicialmente por abusos a
menores y actos deshonestos hasta el infinito a un párroco influyente y
millonario. Ahí la mano de la Madre Iglesia se encoge un poco optando por el beatificado
secretismo, que tantos frutos les ha dado a los vicarios. Esta secta homosexual
clerical era una de las más prestigiosas de Sudamérica. Los abusos de los
tantos sacerdotes ha tenido un efecto multiplicador brutal y diabólico en
muchos niños y creyentes en lo físico, sicológico, espiritual y emocional. El daño
que ha provocado la Santa Sede y sus secuaces con su complicidad y silencio es irreversible,
un pecado del mismo infierno. Siguiendo una tradición milenaria al idolatrado
Karadima intentaron protegerlo, postergándolo todo, con todos los ángeles
custodios existentes aquí y en el más allá. Esta vez la corrupción perdió a
unos de sus sublimes presbíteros. El diablo no gana todas las batallas. Si el
homosexualismo desaparece de la tierra el sacerdocio católico se termina. El cura
que es un macho sensato no tolerará el celibato por muchos años. El estupro y
la manipulación eran el pan de cada día, entre otros tantos. Demos gracias a la
Virgen de los Dolores por la prescripción.
Del
blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN
No seas católico b

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