Ser mujer en la India es complicado, un desafío a la voluntad, un lío descomunal,
un cara o cruz, una flagelación del destino, un erizo en el zapato, el
desprecio total. Sobrevivir sin sobresaltos es inadmisible, una fábula. Las
damas que son quemadas no son vacas sagradas. Los padres pagan gustosos y
sonrientes las dotes evitándose así también el asesinato de niñas. Los castigos
físicos y el analfabetismo las engrandecerían. Son las esclavas sexuales más
laboriosas y las prostitutas menores de edad son el suplemento. Arrojarles
ácido es tan común como violarlas. La mujer que escoge a su marido casi no se
ve y la integridad femenina no existe ni en cuentos. La India es tierra
del espíritu, de gurúes o canallas. Todos los dioses son putrefactos y
miserables, y no hay uno que encumbre su voz. La insalubridad total es el único
guía espiritual.
Del blog índice LAS SOTANAS DE SATÁN

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