domingo, 17 de agosto de 2014

BIGOTES Y TACOS

        En el servicio nacional de la mujer piensan por medio de su enfoque de género que hombres y mujeres deben ser tratados con equidad y respeto mutuo y los roles hay que compartirlos. Si un joven varón cocina y lava los platos como una tarea que le asignaron democráticamente en el hogar nadie debería incomodarse. Si la señorita aprendió a cambiarle las ruedas a los camiones de su padre, todos tenemos que estar realizados porque ella cumple esta función maravillosamente. Antes que nada somos seres humanos y separar responsabilidades porque se es un macho o una hembra es discriminación pura. Si a una niña de cinco años le regalas una pelota de fútbol ningún laicista se enfadará, es más, tenemos en esta nación futbolistas mujeres tan vigorosas que de un pelotazo te pueden derribar el arco o enviar a un policía al policlínico central. Si una de estas princesas del balompié te pega un codazo, te separa las costillas. Antes que nada somos seres humanos, independiente de los roles. Obviamente un hombre tolerante no va a presentar ninguna queja si a un niño de cinco años le regalas una casa llena de muñecas con todos los lápices labiales y vestuario íntimo del caso. Un hombre no se avergonzará por ser infinitamente sensible, por llorar, por amamantar. Hay que asignar los roles sin mirar a quien y el talento es el talento.

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