Las Fuerzas
Armadas Revolucionarias Colombianas son una disciplinada sociedad anónima
sudamericana consagrada profesionalmente al tráfico ilícito de drogas, al libre
comercio de armas, al secuestro de personas y a otras mercancías de menor
significación. El directorio de esta multinacional del crimen ha definido
nítidamente las políticas de reclutamiento, de ascensos, de ventas, de
dividendos y su estructura de costos es un ejemplo clásico de eficiencia
neoliberal. Como la ambición monetaria de las FARC consiste en ser los líderes
del mercado, planean instalar sucursales en varios sitios del continente,
cautivando con destreza a los ingenuos cachorros de Fidel, ya sean gobernantes
o esos ciudadanos que aún creen que el secuestro ennoblece la causa de la
equidad social. La
Inquisición utilizó a Dios para enriquecerse y corromperlo
todo y las FARC utiliza lo que sea para aumentar desmedidamente sus ingresos
pecuniarios, sin escrúpulos, cual Al Capone. Los negocios son los negocios y
los analistas lo complican todo.
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