domingo, 17 de agosto de 2014

UN PECADO MORTAL IDOLATRADO

          El sabroso pecado mortal de faltar a la misa los domingos y festivos es tan popular y aplaudido entre más del noventa y dos por ciento de los católicos, que la congregación para la doctrina de la fe ya piensa sensatamente en premiar con una ducha con agua bendita del río Jordán a quienes asistan joviales a la parroquia tres domingos seguidos, y con singular ímpetu si el romanizado es menor de cincuenta años de edad. Con este exquisito pecado grave el purgatorio ya se queda vacío. Ahora para los bautizados es más fácil trotar desnudos en Plutón que acercarse al glorioso cielo. Faltar a la misa los domingos es tan mortal y denigrante como fornicar con una monja ebria un viernes santo adentro de un confesionario y con un condón con sabor.


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