Sin aspavientos
llegaron las alzas de los precios. La inflación le pasó un cuchillo por el
cuello a la economía de este vapuleado país. Ha disminuido el consumo de carne
mas no el de tabaco. Bajó la ingesta de huevos y legumbres mas no la de
cervezas y telenovelas. Es que los consumos básicos de nuestra gente jamás se
verán menoscabados, a pesar de la inflación y amenazas de los agoreros de
siempre. La probada e incólume escala de prioridades es inmodificable porque
fue erigida sobre roca firme, y el plebeyo no transa.
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