domingo, 17 de agosto de 2014

EL CELIBATO DE LAS FINANZAS



           Con mi carrera ejecutiva en ascenso obviamente no debo casarme. Una esposa es un escollo. Me he consagrado al mundo de los negocios, soy un monje de esta actividad económica, un misionero corporativo, con una fluorescente espada en la mano. Construir un hogar es estancarse, los hijos no son una benigna aplicación. El colegio, el supermercado, el parque de diversiones, las arengas a los niños, etc, le roban demasiadas horas a una mente creativa como la mía. Comprometerse con el dinero sí, con una mujer no. Envejecer en soledad es el precio de estos mártires.


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