Con mi
carrera ejecutiva en ascenso obviamente no debo casarme. Una esposa es un
escollo. Me he consagrado al mundo de los negocios, soy un monje de esta
actividad económica, un misionero corporativo, con una fluorescente espada en
la mano. Construir un hogar es estancarse, los hijos no son una benigna
aplicación. El colegio, el supermercado, el parque de diversiones, las arengas
a los niños, etc, le roban demasiadas horas a una mente creativa como la mía.
Comprometerse con el dinero sí, con una mujer no. Envejecer en soledad es el
precio de estos mártires.
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