domingo, 17 de agosto de 2014

(32) EL CELIBATO DE LAS FINANZAS


Con mi carrera ejecutiva en ascenso obviamente no debo casarme. Un esposo es un escollo. Me he consagrado al mundo de los negocios, soy una monja de esta actividad económica, una misionera corporativa, con una fluorescente espada en la mano. Construir un hogar es estancarse, los hijos no son una benigna aplicación. El colegio, el supermercado, el parque de diversiones, las arengas a los niños, le roban demasiadas horas a una mente creativa como la mía. Comprometerse con el dinero sí, con un hombre no. Envejecer en soledad es el precio de estas mártires.



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