Probablemente Marcial Maciel, el fundador de Los
Legionarios del Anticristo, abusó sexualmente de más de cien personas entre
niños y seminaristas. Los Legionarios aumentaron notoriamente las vocaciones
sacerdotales. Mas esta conducta afrodisíaca de Maciel es definida por los
decorosos y procuradores como pedofilia, homosexualismo, perversión desatada,
pornografía eclesiástica en vivo ¿Cuán bien comprenden los mundanos los
manoseos del reino de Dios, ah? Juan Pablo II dijo de Maciel: "Es una guía
eficaz de la juventud”, porque amaba física y espiritualmente a sus discípulos,
con intensidad, integralmente. Ratzinger y el cardenal mexicano tampoco se
quedaron atrás en su momento con las alabanzas al galán, coqueto y morfinómano
Maciel, al cual hasta los exorcistas le tenían miedo. A un fiscal le es difícil
atrapar a un ángel que vuele tan alto. Ahora fallecido, tal vez se suspenda esa
beatificación del fundador de los Legionarios que el papa polaco anhelaba en su
singular corazón. Con la partida de este príncipe de la pederastia al otro
mundo, en la cual lo esperan con barricadas, queda un vacío inmenso en México y
en la Santa Sede.
Ya algunos aspiran a ser los dignos sucesores del tan lucrativo, antifranquista
y enamoradizo Marcial Maciel. Hay que reconocer públicamente y con hidalguía
que el sacro colegio en pleno le prohibió a este fundador leer ese versículo
bíblico que dice:"Dejad que los niños vengan a mí”. Algo es algo. Los
vendedores de morfina están de duelo.
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